Transportistas denuncian haber dormido dos noches para conseguir combustible: “Ya no alcanza ni para la familia”


Las filas interminables regresan a los surtidores alteños

En la ciudad de El Alto, específicamente en el surtidor «Villa Bolívar San Pablo», han reaparecido las largas filas de vehículos en busca de diésel. La jornada de este martes amaneció con decenas de motorizados estacionados a lo largo de varias cuadras, mientras los transportistas, visiblemente molestos, exigían al Gobierno una solución inmediata a la escasez de carburantes.

La escena recuerda a los momentos más críticos de desabastecimiento, con choferes que, según relataron, han tenido que pernoctar hasta dos noches cerca del surtidor con la esperanza de poder abastecer sus vehículos.


“Estamos hasta el cuello”: clamor de los transportistas

Uno de los choferes entrevistados resumió el drama cotidiano que enfrentan:

“No dormimos. Hay veces avanzamos y al final se seca el tanque, y entonces hasta el día siguiente nos quedamos. Perdimos los horarios, todo por culpa del diésel. Ya estamos cansados”.

El transportista, entre la impotencia y la rabia, no ocultó su frustración ante lo que considera una negligencia de las autoridades nacionales:

“No podemos trabajar. Todo para ellos está bien, pero nosotros ya no aguantamos. ¿Qué está pasando? Todo está peor. El dólar está a 15 bolivianos en el mercado negro, el sueldo no alcanza para nada”.


Doble crisis: combustible y economía familiar

La situación se agrava aún más para quienes sostienen a una familia con sus ingresos diarios.

“Debes renunciar por ética y moral”, dijo el transportista en un llamado directo a las autoridades. “Lo que gano ya no alcanza para mi familia. Ya no sabemos qué hacer”.

Estas declaraciones reflejan no solo el problema logístico de la escasez de diésel, sino también una creciente angustia económica que afecta a quienes dependen del transporte como medio de vida.


Gobierno en silencio y desesperación en aumento

Los choferes criticaron duramente la inacción de las autoridades y líderes vecinales:

“Los presidentes de todas las urbanizaciones de El Alto tampoco han dicho nada. Todos están en silencio”.

Hasta el momento, no ha habido un pronunciamiento oficial que explique las causas específicas de esta nueva ola de escasez ni un plan concreto para su solución. Los transportistas, en tanto, anticipan que las medidas podrían radicalizarse si no se da una respuesta inmediata.


El Alto vuelve a estar en vilo ante un problema que se repite cíclicamente, sin soluciones estructurales. La falta de diésel no solo interrumpe las actividades del transporte, sino que golpea directamente a una economía que ya lidia con múltiples adversidades.

Mientras tanto, las filas en los surtidores continúan creciendo. Los motores apagados y los rostros cansados son el rostro visible de un conflicto que, lejos de resolverse, se profundiza.

EC/Andina