El expresidente y actual candidato a la presidencia, Jorge Tuto Quiroga, expresó su profundo pesar por el fallecimiento de Gustavo Aliaga Palma, a quien calificó como «el Forest Gump de la democracia boliviana» y un «amigo del alma». Quiroga, visiblemente afectado, destacó la vasta trayectoria de Aliaga como diplomático, legislador y servidor público, ponderando su incansable labor en la construcción y consolidación de la institucionalidad boliviana.

La «Trayectoria Dilatada» de un Servidor Público

Quiroga rememoró su entrañable amistad con Aliaga, forjada hace 35 años cuando ambos eran jóvenes idealistas. «Changuito, hijito, como nos decíamos siempre», recordó con nostalgia. La cercanía entre ambos se remonta a la época en que Quiroga fue canciller y Aliaga su jefe de gabinete.

El exmandatario no escatimó en elogios al describir la versatilidad y omnipresencia de Aliaga en momentos clave de la historia boliviana. «Era como un… el Forest Gump de la democracia boliviana, siempre estaba en el lugar correcto», afirmó Quiroga. Detalló que Aliaga estuvo presente en la Asamblea de la OEA de 1979, donde se aprobó una resolución a favor del mar de Bolivia, mucho antes de que se conocieran. Además, en 1982, como joven funcionario de Cancillería, fue uno de los encargados de traer la banda y la medalla presidencial para Hernán Siles Suazo, un «hito tras de otro» que marcó una «dilatada carrera».

El Forjador de la Democracia y Renovador de Palacios

Quiroga también subrayó el rol fundamental de Aliaga en la renovación de importantes edificios públicos. Durante su vicepresidencia (1997-2001), Gustavo Aliaga fue el motor detrás de la transformación del Palacio de la Vicepresidencia. «Gustavo, con ese impulso, esa creatividad, esa alegría de vivir, ese amor a la historia que tenía, siempre dijo: ‘este va a ser el mejor palacio vicepresidencial de Bolivia'», relató Quiroga, sugiriendo que el edificio «debería llevar su nombre» por su incansable labor en ordenar y arreglar cada detalle.

Aliaga fue también pionero en la implementación tecnológica: «La primera oficina pública con Internet, con servidores, fue la que hizo Gustavo en la Vicepresidencia», reveló Quiroga. Incluso, al asumir la presidencia en 2001, Quiroga recurrió a la infraestructura creada por Aliaga: «Llegando aquí a la presidencia, se jaló el cable de la bici para ponerlo aquí en la presidencia para tener Internet, porque trabajamos de esa manera».

Su trabajo en el Palacio Quemado no fue menor; Aliaga reconstruyó el tercer piso, transformando lo que era un espacio abandonado en «una linda oficina presidencial» y un «hermoso salón de gabinete».

Un Amigo Incondicional y Visionario

Más allá de su carrera pública, Quiroga enfatizó la calidad humana de Aliaga. «Era amigo de todos, no tenía enemigos, un ser humano extraordinario, un servidor público que hacía las cosas con entusiasmo que yo nunca he visto y un amigo del alma», expresó. Recordó que Aliaga cultivó amistades con personas de todos los ámbitos, desde figuras políticas como Carlos Mesa (con quien en los últimos años tuvo «más cercanía y proximidad») hasta la gente más humilde en los consulados de Buenos Aires, a quienes atendía «con devoción, con entrega, de buen humor, tranquilo».

El expresidente compartió un emotivo relato de su última conversación con Aliaga, apenas unos días antes de su deceso. «Toda la bajada del Alto lo pasé hablando con él de los planes de futuro, de lo que teníamos que seguir haciendo, con el entusiasmo de siempre», lamentó Quiroga, quien creía que Aliaga enfrentaba una «operación sencilla» por un problema médico.

Quiroga concluyó su homenaje con un profundo dolor, expresando que la partida de Aliaga es como la de un hermano. «Es parte de nuestra historia y me duele su partida como la de un hermano», afirmó. Hizo un llamado para que el legado de Gustavo Aliaga sea reconocido en los lugares que forjó: «En justicia merecería que lo velemos aquí en el Palacio Quemado, que él lo reconstruyó […] No va a haber otro como él que merecería ser velado aquí en el Congreso, en el Congreso nuevo también la Cancillería, la Vicepresidencia, en el Palacio Quemado».

El cuerpo de Gustavo Aliaga Palma fue velado en la Asamblea Legislativa Plurinacional, y se espera un homenaje póstumo en la Cancillería, reconociendo la vida y obra de un hombre que, sin ocupar los más altos cargos, dejó una huella imborrable en la historia de Bolivia.

IL/Andina